En los casi 2 años y medio que tiene Silvia, no nos habíamos lanzado a viajar. Escapadas a casa de algún familiar en coche y poco más. Así que, cuando Mileva me dijo que me fuera con la peque a pasar unos días con ellos, me lo tuve que pensar muy bien: 3 horas en un tren y otra hora en otro, con una niña intensa que no para quieta y no comprende el concepto hablar bajito… Uffff 🤔
Al final me animé y me lancé a buscar los billetes. Una amiga me recomendó que comprara los billetes de Preferente, porque así podría elegir el asiento e iríamos más cómodas. Me aconsejó pedir el del final que está solo y así se puede colocar el carro en el hueco.
A la ida no tuve problema en Euromed. El carro cabía perfectamente y teníamos una mesa para nosotras. Además los asientos de enfrente no estaban ocupados y ella se pudo sentar también. Llevé 2 libros para colorear con pegatinas (uno de Hello Kitty y otro de La Patrulla Canina), un estuche con colores, galletas, el Nenuco, pusieron la película de Los Minions… pero Silvia solo se entretenía 5 minutos con cada cosa. Me subía por las paredes, porque me preocupaba que molestara a los demás pasajeros.
Nos sirvieron un almuerzo buenísimo y los azafatos se portaron muy bien con Silvia. Dimos un par de paseos por el tren y fuimos al baño (amplio y con cambiador). Y, por fin, cuando quedaban 10 minutos para llegar a Barcelona… ¡se durmió!
En el fondo, que se durmiera justo en ese momento fue una suerte. Hacer el cambio en la estación de Sants no fue difícil pero sí un rollo hasta que encontré el sitio, saqué el billete y conseguí llegar al andén subiendo y bajando ascensores (en los que cabe 1 carrito y poco más). Cuando va una persona sola esto se hace en 5 minutos. Cuando llevas una silla de bebé, el bolso de la silla, una maleta y el capazo de la playa… es una tarea complicada.
Conseguí llegar y me tocó esperar más de 15 minutos sin aire ninguno, la niña sudando, yo agobiada… Y llega el tren y me encuentro con 2 escalones gigantes y mucho trasto para una persona sola. Había vagón de minusválidos pero no lo vi hasta que estuve dentro y llegué hasta él a trompicones. En ese vagón y con la niña dormida, el trayecto de 1 hora, fue coser y cantar.
Cuando nos recogieron Mileva y Oliver en la estación, con Silvia aún dormida, descansé 😅.
La vuelta fue otro cantar, no por Silvia, si no por los trenes. La pobre Silvia durmió 4 horas de siesta. Le había picado un mosquito en el ojo el día anterior y le di un jarabe con antihistamínico (está feo que lo diga, pero… mano de santo jajaja).
¡Menos mal! Porque en el cercanías hasta la estación, una parada antes de llegar a la mía, una señora intenta abrir la puerta del vagón de minusválidos y… ¡no funciona! ¿Qué? ¿Y cómo bajo yo después? Imaginad mi estado de nervios al verme con todos los bártulos, sola ante el peligro. Una mujer (solo una de todo un vagón) se ofreció a ayudarme a pasar al otro vagón y bajar desde allí, por si no se abría. Cuando bajé del vagón no encontraba el ascensor por ningún sitio y unos chicos me ayudaron con la maleta para que yo pudiera subir el carro por unas escaleras mecánicas.
Después de una larga cola y otro ascensor, llegué al andén del infierno (menudo calor). En esta ocasión, ningún azafato me ayudó a subir. Mal empezamos. Cuando llegué al asiento que había elegido resulta que no correspondía al que yo reservé. En vez de estar yo sola y el hueco para el carro, tenía 2 asientos y no tenía dónde poner el carro con Silvia dormida. Estuve un rato esperando a que algún trabajador asomara por allí para que me dieran una solución, pero no encontré a nadie. Coloqué a Silvia frente al asiento que me correspondía y me senté en el de al lado, en el pasillo. Y crucé los dedos para que nadie lo tuviera asignado.
No se sentó nadie y me trajeron la cena, me dieron un periódico… ¡pero no había tele! ¿3 horas sin tele? Sin tele, sin datos… ¡Un tostón! Aproveché para borrar fotos del móvil.
Cuando faltaban 20 minutos, Silvia se despertó, comió algo, paseamos por el tren y fuimos al baño (un baño enano, en el que tuve que hacer malabares para entrar con Silvia y cambiarle el pañal).
Cuando llegué a Valencia y nos recogió Luis, descansé😅.
¡Qué complicado es viajar con un bebé!
Y vosotras, ¿habéis viajado solas con vuestros hijos? ¿Me contáis vuestras experiencias?
Esta es la parte estresante del viaje. Lo pasamos fenomenal con Mileva, Catalina y Oliver y el viaje se queda en mera anécdota.
Ah, y pronto podréis ver en el blog de Mileva, la maleta que nos llevamos con nuestros modelitos 😉.
La verdad es que tengo más pillado el ritmo de viajar en avión con tren pero tus 6 consejos los cumplo, ¡muy buenos consejos!
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Muchas gracias! Ya te pediré consejo cuando nos toque el avión 😉
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Hola! Anécdotas para aprender! Yo también estoy más acostumbrada al avión que al tren pero recuerdo uno en AVE a Tarragona, contrate un servicio llamado ATENDO, totalmente gratis y me ayudaron en todo momento y a todo. Quede encantada! Un saludo.
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Me comentaron del servicio de asistencia, pero pensé que sería más sencillo acceder a los trenes. En su página web lo anuncian más para personas de movilidad reducida y me pareció que no haría falta. La próxima vez que vaya sola lo cojo seguro. Gracias por decírmelo.
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