Es posible, pero no es fácil.

Hace algunos meses os hablé en Instagram de mi relación con el deporte desde que soy madre. Retomo el tema después de los excesos navideños, con la intención de animaros si forma parte de vuestros buenos propósitos en 2016.

Desde los 4 hasta los 18 años practiqué taekwondo. Fue un deporte importante en mi vida, que me enseñó disciplina, respeto, capacidad de esfuerzo y deportividad. Fueron muchos años entrenando y compitiendo, de los que tengo un gran recuerdo y una nariz rota jiji

Al empezar  la universidad, los entrenamientos diarios (a veces hasta los sábados) ya no eran compatibles con mis estudios y dejé de competir. No volví a encontrar ningún deporte que me motivara y pasaron los años y no hacía más ejercicio que ir de vez en cuando con la bici, jugar al padel algún día o ir con mi amiga Mayra a Zumba. El deporte no era algo en lo que pensara demasiado.

Cuando me quedé embarazada engordé 19 kgs y estaba muy disgustada con mi cuerpo. Pasaban los meses y me subía a la báscula con miedo. No me podía conformar con la idea de que después del parto «se irían esos kilos».

Después de que naciera Silvia no me veía bien.  No era cuestión de estar delgada o gorda; simplemente, no era YO. Los primeros meses me intenté autoconvencer de que al final todo volvería «a su sitio» y que me podía compra ropa nueva. Pero llegó el verano y estar en biquini no era una cosa que me hiciera mucha ilusión.

Volví a trabajar en Septiembre, Silvia ya tenía 6 meses y hacer deporte no entraba en mis planes (el cansancio no ayudaba mucho). Pero un día, Rojo Valentino sorteaba 4 sesiones para 2 personas con un  entrenador personal, Training for you. Y gané. Fui con Luis a las sesiones y David Rallo nos preparó unos entrenamientos personalizados que nos gustaron mucho. Yo me sentía muy bien de haber empezado a hacer ejercicio y además disfrutaba de 1 hora con Luis, sin hablar de pañales o papillas.

Las sesiones del sorteo terminaron y Luis me regaló otras 12 sesiones, que fueron las que me ayudaron a engancharme a hacer ejercicio de nuevo de forma constante, cuando Silvia tenía unos 11 meses.

Más adelante abrieron el Polideportivo Municipal de al lado de mi casa y me vino genial. Allí comencé a practicar Entrenamiento Funcional, Body Combat, GAP y abdominales. Tengo una rutina de máquinas pero soy incapaz de hacerla, me aburre mucho.

A día de hoy voy al gimnasio 2 o 3 veces por semana. Depende del día hago una actividad u otra. Si una semana no puedo ir siento que me falta algo. Hacer ejercicio se ha convertido en un imprescindible en mi vida, no solo porque he recuperado mi cuerpo y eso me hace sentir bien, si no porque cuando estoy haciendo ejercicio desconecto de casa y tengo un ratito para mí, que también es importante.

 Hace unos meses pude asistir a la presentación del Bugaboo runner gracias a Women’s Healt. Está diseñado pensando en la práctica del running, cuidando cada detalle: ruedas neumáticas, freno de mano, cesta con bolsillos y cintas… Es súper ligero y fácil de manejar. Así que, si os gusta correr, es una buena opción para compaginar deporte y maternidad.

En la presentación del Bugaboo Runner.

Probando el Bugaboo Runner

En aquella presentación pude conocer a María 1000fitmeals que se portó genial con nosotras y es una máquina del mundo «fit«: tiene un montón de recetas saludables, crea planes de entrenamiento personalizados y hasta organiza campamentos.

Estas Navidades he descubierto su recetario y me han entrado unas ganas locas de comer sano (que es lo que me falta por mejorar). Entiendo que sin una buena alimentación, cuidar el cuerpo con ejercicio no es suficiente.

Así que mi propósito para este 2016 es comer más saludable y continuar haciendo ejercicio, porque sí,  es posible. ¿Os animáis?